Coyoacán es uno de los lugares más lindos de la CDMX. Sus tardes son perfectas para tomar un delicioso café del Jarocho, recorrer caminando el centro, comer churros rellenos, comprar artesanías en su bazar y visitar increíbles museos. Una joya. Y a pocas cuadras de todo esto encontrarás un lugar simplemente maravilloso. Se trata de Ágata Hotel Boutique.
Al llegar te encontrarás con una fachada muy discreta con todo el estilo clásico de Coyoacán. Y desde que ingresas, te empezarás a enamorar del lugar. La decoración es bastante bella, cuidando cada detalle y generando una atmósfera cálida y armónica.

La atención desde el primer momento es excelente. Te reciben con gel antibacterial, toma de temperatura, y mientras haces check in, dejas tus maletas en la entrada para que puedan desinfectarlas y subirlas a tu cuarto.

Cuentan con sólo 4 habitaciones, inspiradas en las piedras preciosas Ágata, Amatista, Aventurina y Ámbar. Yo me quedé en Amatista y es una preciosa habitación, con una cama king size comodísima y perfecta para descansar. También cuentan con menú de almohadas para que puedas elegir la que vaya mejor contigo y la experiencia sea espectacular.
La habitación cuenta con un baño con tina en la que querrás quedarte horas para consentirte, mientras tomas té o lees un libro. Justo en la ventana la vista se llena de verde con las hojas de un árbol, haciendo aún más zen la experiencia.

Cuando por fin salgas de la tina (cuesta trabajo, lo sé) seguro se te antojará subir a la terraza. Para llegar, pasarás por unas escaleras rodeadas de un impresionante mural. Esta obra de María del Carmen Martínez Rebollo, es un homenaje a la biodiversidad mexicana, incluyendo elementos de sus selvas tropicales y fauna, como el ajolote y el gato montés.

La decoración de todo el hotel es única y la terraza no se queda atrás. Me encantan los lugares rodeados de verde y éste es uno de ellos: jacarandas, plantas, sillas para sentarte a comer y también sillones súper cómodos para disfrutar la tarde o la noche con una copa de vino con una iluminación muy especial. Mis favoritos, claro, fueron los sillones colgantes.

Para relajarte aún más, tienen un spa con increíbles opciones como el masaje en barro maya, un masaje holístico con aromaterapia o uno revitalizante de piernas.


Para terminar, el desayuno está incluido y es exquisito. No dejes de probar el pudín de chía “Condesa” y su Avocado toast. Yo lo acompañé con pan de cardamomo y té de açaí y la combinación fue una delicia.
Sin duda, Ágata Hotel Boutique se lleva las palmas en atención, en calidez y en ser un lugar único en el corazón de Coyoacán. Querrás tomarte fotos en todos lados y te consentirás al máximo en todos sus rincones. Es una gran experiencia en la Ciudad de México que no puedes perderte.